Nada ha contribuido tanto a la cohesión territorial de España como la mejora de sus infraestructuras.
Los ingenieros de caminos somos conscientes del gran cambio que experimenta un entorno en el que los ciudadanos desempeñan el principal papel protagonista, motivo por el que, en consecuencia, tenemos que centrar nuestro esfuerzo en la calidad de los servicios públicos y, de esta forma, asegurar la pervivencia y desarrollo futuro de nuestra sociedad.
La ciudad es el espacio central en el que debemos analizar con rigor las necesidades y demandas, con el gran objetivo de aportar las soluciones técnicas de la ingeniería. Un punto de partida que será a partir de los conocimientos y del talento de los expertos en diversas disciplinas y áreas estratégicas que tienen que ver con la energía, el transporte y la tecnología, haciendo posible que la transición ecológica garantice el éxito en la lucha contra el cambio climático.
Durante décadas, hemos estado centrados en la realización de obras e infraestructuras que han servido de elemento dinamizador esencial para la modernización del país, pero en el presente y, sobre todo, en el futuro, los nuevos proyectos deben servir para afrontar una visión aún más elevada, ética y responsable, esto es, configurar servicios esenciales en áreas vitales como la sanidad, la educación, el agua o la movilidad.
Sin perder de vista la vitalidad de siempre de nuestra profesión y la capacidad para impulsar y materializar el progreso, debemos diseñar un esquema en el que estaremos obligados de forma inteligente a encontrar nuevos escenarios en los que relanzar la innovación como primer valor para la construcción de los servicios públicos esenciales.
El estado de las obras públicas que analizamos se encuentra en permanente proceso de adaptación y cambio, por lo que, al mismo tiempo, nuestra misión debe consistir en apostar las soluciones y propuestas para anticipar el futuro y además hacerlo con acierto.
Esta voluntad de servicio a los ciudadanos nos lleva a los ingenieros de caminos a estudiar y conocer a fondo los datos de los sectores en los que nuestra profesión ejerce un liderazgo decisivo, cuya consecuencia ha sido y seguirá siendo el progreso, no solo de los sectores tradicionales en los que siempre hemos trabajado, sino especialmente en aquellas áreas de actividad que experimentan un fuerte impulso gracias a la transformación digital.
Nada ha contribuido tanto a la cohesión territorial de España como la mejora de sus infraestructuras, factor siempre determinante para el desarrollo económico, al facilitar el acceso a los mercados, reducir los costes de transporte, impulsar el intercambio de bienes y servicios y aumentar la productividad.
En la evolución económica de todos los países, las limitaciones de la financiación pública, con necesidades siempre superiores a las disponibilidades, han condicionado negativamente los capítulos de inversión. Por falta de financiación pública las infraestructuras –generadoras de renta, riqueza y empleo– se han visto, en ocasiones, mermadas o retrasadas y se han convertido en un freno para el desarrollo económico.
Para avanzar más, se requiere indefectiblemente complementar con recursos privados las limitadas disponibilidades de las arcas públicas y, en consecuencia, contar con la participación de empresas y financiación privadas.
Partiendo del conocimiento de sectores estratégicos como las carreteras, los ferrocarriles, los puertos y aeropuertos, la evaluación del transporte público urbano y la evaluación del ciclo del agua, comprobamos la necesidad de la mejora continua de la seguridad de los servicios, que consideramos una prioridad, a la vez que la contratación pública debe abordarse según necesidades de adaptación tecnológica, ecológica y energética, considerando de forma prioritaria la compra verde e innovadora.
Tenemos que trabajar en un marco de innovación, ya que en un mundo como el actual, caracterizado por los avances tecnológicos y la globalización, debemos ser competitivos para superar el reto del avance tecnológico y la internacionalización. En el ejercicio profesional, vivimos un profundo proceso de digitalización y, en cuanto a la internacionalización, contamos –como es sabido– con más de 4.000 ingenieros de caminos trabajando en todo el mundo, mientras las empresas de construcción e ingeniería que tienen su base y origen en España siguen siendo líderes mundiales.
Es decir, innovación y competitividad son los ejes fundamentes sobre los que abordar la nueva realización de los servicios públicos esenciales llamados a impulsar el crecimiento económico y el empleo y, por tanto, el bienestar del conjunto de los ciudadanos.
La innovación es la única manera para abrirse camino en los sectores avanzados tecnológicamente, potentes en conocimiento y generadores de elevados valores añadidos, en los que España debe competir para mejorar su nivel de bienestar. Por ello, la apuesta de los ingenieros de caminos es clara para anticipar el futuro y tomar hoy las decisiones que afectarán a nuestro mañana. Es decir, pensar en el crecimiento inteligente.
Para nuestra profesión, los servicios públicos son imprescindibles a través de un armónico desarrollo económico y social, con criterios de sostenibilidad ambiental y territorial. Para garantizar su papel esencial se precisa una importante financiación para superar los efectos de la falta de inversión de los últimos años, en un marco en el que se lleve a cabo un análisis coste-beneficio que permita evaluar y garantizar la viabilidad económica de las futuras inversiones y de los nuevos proyectos.
En resumen, los ingenieros de caminos podemos afirmar que los servicios públicos se basan en obras esenciales, y a través de la ingeniería debemos realizarlos con innovación, que consiste en aumentar el valor añadido de productos o procesos por la aplicación de conocimientos.
Vicent Esteban Chapapría es presidente de la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de la Ingeniería Civil.
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